© Esther Sorribas Volví a tocar la herida infantil y sentí frustración, abandono, tristeza, dolor… Toqué algo muy profundo. Me acordé de mi infancia, de la soledad que me rodeó en muchos momentos… Me abrí a toda esta emoción, y lo sentí muy grande en mi corazón. Y después…, después toqué el amor. Sucedió que

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